Muerte en navidad - Texto Teatral

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La obra recibió el "Premio Carlos” al Mejor Libro Original de la Temporada 2015 – Villa Carlos Paz - Argentina

Obra de teatro para adultos

Obra para 4 actores (2M + 2 F)

Duración aproximada: 1 hora, 15 minutos

https://www.facebook.com/MuerteEnNavidad

http://www.alternativateatral.com/obra27993-muerte-en-navidad

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PERSONAJES
SUSANA, esposa de Roberto.
MYRIAM, empleada de Roberto.
WANDULO, empleado de Roberto.
FITO, el técnico de aire acondicionado de la Casa Velatoria.

ESCENARIO
Sala velatoria, en un rincón el cajón, a su lado una mesita y sillas.

ESCENA UNICA
Se ilumina el cajón. Está cerrado. Comienza una música. Entra tímidamente, Wándulo. Mira alrededor, nota que no hay nadie, se acerca al cajón. Vuelve a mirar alrededor, vuelve al cajón, suspira. Apoya su mano sobre el cajón. Como el cajón está cerrado, de repente, duda. Busca con la mirada algún indicio de estar en el lugar correcto y ve un cartelito con el nombre y apellido de Roberto Conde.

WANDULO: (Vuelve al Cajón) Ay, Roberto, Roberto…

Se interrumpe porque escucha que viene alguien. La música sale. Entra Susana con una valija, dentro hay un arbolito de navidad y sus adornos y  bolsas con los regalos en sus manos. Se sorprende al verlo.

SUSANA: ¡Wándulo!

WANDULO: Susana.

SUSANA: No pensé que iba a venir.

WANDULO: (Se acerca a saludarla) Sí, cómo no, Susana, cómo no… Lo siento mucho.

SUSANA: ¿Sabe que yo no?

Wandulo la mira sin entender.

SUSANA: (Se acerca al cajón)  No siento nada. No sé si está bien o si está mal pero… No siento ni entiendo nada.

WANDULO: Y no, bueno, se entiende.

Susana lo mira.

WANDULO: Se entiende que no entienda…

Susana vuelve al cajón.

WANDULO: Estas cosas se sufren pero no se entienden. ¿No sé si me entiende…?

Susana asiente y va hacia una mesita que hay allí. Wandulo se va a sentar. Susana saca el arbolito de navidad que viene ya a medio armar. Wandulo la mira sorprendido. Susana saca un par de adornitos más y continúa armándolo. Wandulo, sorprendido, la mira ya sin disimulo.  Susana lo nota.

SUSANA: Sí, traje el arbolito. Es que con Roberto siempre pasábamos la navidad los dos solos… Era como nuestro momento íntimo dentro la vorágine de todo el año y como esta va a ser la última yo pensé…

Se sonríen. Susana busca en la bolsa y saca los regalos. Wandulo no puede creer lo que ve.

SUSANA: Sí, también traje los regalos. Por ahí le parezca raro pero como ya los compré…

WANDULO: (Tratando de sonar natural) No, ¿cómo me va a parecer raro?  Todo lo contrario. Es… ¡de lo más normal!

SUSANA: (Agarra el regalo de él y lo pone al pie del arbolito) A él le había comprado un pañuelo de seda. Con pintitas. Color salmón.

Wandulo la mira extrañado.

SUSANA: (Agarra su regalo) Y para mí, una camisa a cuadros. (Lo ubica al pie del arbolito)

WANDULO: ¿Similar a la que…?

SUSANA: Sí, como esta, pero de otro color. Debo tener como veinte iguales. Bueno, iguales, iguales no. Como a él le gustaba como me quedaban, entonces yo… (Se encoge de hombros)

Se sonríen. Susana saca un par de paquetes más y los coloca al pie del arbolito. Wandulo la observa.

SUSANA: No, estos están vacíos, son para hacer bulto, ¿vio? Es que siempre me pareció medio triste poner solamente dos regalos.

Wandulo asiente sin salir de su asombro.  Susana vuelve al arbolito. Tocan la puerta, los dos se miran extrañados.

WANDULO: Me parece que golpearon… (Va hacia la puerta)

EN OFF: ¿Desean algo para comer, algo para tomar?

WANDULO: (Hacia fuera) Le pregunto.

Susana está concentrada en el árbol.

WANDULO: Susana, ¿quiere algo…?

SUSANA: No, gracias.

WANDULO: (Hacia fuera) No, gracias. Así estamos bien. (Se vuelve hacia Susana)

Susana lo mira.

WANDULO: Con la bebida y la comida estamos bien, en ese sentido quise decir que…

Susana asiente y vuelve al arbolito. Wandulo se va a sentar. Silencio. Susana gira el arbolito hacia un lado, lo gira hacia el otro.

SUSANA: ¡Ay, no! Ay, no me acuerdo cómo era… (Susana se acerca y saca el adornito de un lugar y lo pone en otro) mmmm No, tampoco… (Se aleja, lo mira, lo mide de distintas formas)

Wandulo la observa.

SUSANA: Roberto no me dejaba armar el arbolito así nomás. El decía que todo en el mundo estaba en un lugar por algo. Y que si uno había elegido ese lugar, por algo habría sido, entonces se tenía que respetar. (Vencida, sin recordar cómo iba. Se quiebra) Y justo hoy, Wandulo, ¡justo hoy me vengo a olvidar!!

Wandulo se acerca.

WANDULO: Bueno, es que hoy como que un poco todo se nos movió de lugar, ¿no?

SUSANA: Sí, debe ser, qué sé yo… (Mira al arbolito vencida)

WANDULO: ¿Me permite?

Susana le da los dos adornitos.  Wandulo los agarra, los mide, prueba a la distancia, se acerca y los acomoda. Satisfecho, muestra lo que hizo.

SUSANA: ¡Ay, gracias, Wandulo! ¡Gracias!

Wandulo contento.

SUSANA: Porque este iba acá y este, acá. (Intercambia el lugar los adornitos, justo uno por el otro)

Susana vuelve  concentrarse en el arbolito. Wandulo se encoge de hombros, se va a sentar.

WANDULO: Claro, ¿qué va a hacer?

SUSANA: No sé, Wándulo. No tengo la menor idea.

Wandulo se encoge de hombros, se va a sentar.

SUSANA: ¡Ay, sí!

Susana se pone a buscar la estrella.

SUSANA: ¡Ay, no!

WANDULO: ¿Qué?

SUSANA: No me digas que me la olvidé.

WANDULO: ¿Qué cosa?

SUSANA: ¡La estrella, Wandulo! ¡¡La estrella!! (Busca desesperadamente en las otras bolsas, no la encuentra). Ay, ¿me voy a tener que ir a casa?

WANDULO: No, pero Susana, cómo se va a ir a su casa por… (Lo interrumpe)

SUSANA: Es la estrella, Wandulo. ¡¡La estrella tiene que estar!!

Susana sale disparada a buscar en unas bolsas que dejó del otro lado del cajón, quedando fuera de la vista de Myriam. Wandulo se sorprende por la reacción.

WANDULO: No, claro, si tiene que estar, tiene que estar.

Entra Myriam tapándose los ojos, con un paquete envuelto con papel de panadería en la mano. Wándulo se acerca a Myriam.

WANDULO: ¿Myriam?

MYRIAM: ¡Ay, Roberto!

WANDULO: No, Wandulo.

MYRIAM: ¡¡Ay, Wandul sos vos!! Wandulo, sos vos… ¿Dónde está?

WANDULO: Acá, al lado nuestro.

MYRIAM: (Corre hacia el otro lado) ¡Ayyyy! ¿Y cómo está?

WANDULO: (Wandulo mira al cajón) Y acostado, supongo…

MYRIAM: No, ¿cómo está el cajón, abierto o cerrado?

WANDULO: Ah, cerrado.

MYRIAM: ¿Seguro?

WANDULO: Sí, seguro. A Roberto no le gustaban los velorios a cajón abierto entonces…

MYRIAM: (Se destapa) Ay, menos mal, menos mal.  Porque no, no me gusta ver a la gente así.

WANDULO: Y no… Qué bueno que viniste.

MYRIAM: ¿Cómo no voy a venir? ¡Cómo no voy a venir! (No ve a Susana aún) ¡Ah y no sabés lo que me costó conseguir un bondi! Encima entré de pedo porque estaban cerrando. Pobre de ellos, pobre de ellos si no me dejaban pasar.

WANDULO: ¿Qué, cierran?

MYRIAM: Se ve que sí.

Myriam busca alrededor un lugar para apoyar las masitas y ve el arbolito, con los regalos alrededor.

MYRIAM: ¿Y eso?

WANDULO: Un arbolito.

MYRIAM: Sí, ya sé, boludo que es un arbolito, pero, ¿qué hace un arbolito acá?

WANDULO: Lo trajo Susana, la esposa. Es que con Roberto pasaban la navidad siempre solos, era como su momento íntimo dentro de la vorágine de todo el año y como esta va a ser la última, ella pensó…  (Lo interrumpe)

MYRIAM: ¿Y qué, también trajo los regalos? Por las dudas, a ver si se despierta a las 12.

WANDULO: Una corbata salmón y una camisa a cuadros, similar a la que tiene puesta pero de otro color.

MYRIAM: ¡Ah, no te la puedo creer!

Myriam no puede contener la risa.

WANDULO: Bueno, Myriam cada uno supera estas situaciones como puede…

MYRIAM: No, sí, claro, sí…

Susana se asoma, sacando finalmente, la estrella de una bolsa. La levanta como un trofeo.

SUSANA: ¡Acá está! ¡Sabía que no me la había olvidado!

Myriam se sorprende al ver aparecer a Susana, de atrás del cajón.

MYRIAM: (Sordina a Wandulo) ¿Quién es?

WANDULO: ¡La esposa!

Myriam se acerca a Susana.

MYRIAM: (A Susana) Lo siento mucho.

SUSANA: Gracias.

MYRIAM: Yo soy Myriam.

SUSANA: (Casi para sí) Myriam…

MYRIAM: De la empresa de… (Le señala al cajón)

SUSANA: Sí. Roberto hablaba mucho de vos.

MYRIAM: ¿Hablaba de mí? ¿De mí hablaba? ¿De mí, de Myriam hablaba?

SUSANA: Sí…

MYRIAM: Ay, escuchaste Wándul, hablaba de mí. (Mirando al cajón) Ayyyy hablabas de mí… (Cómplice con Wandulo) Bueno andá a saber, ¿no? ¡Andá a saber las cosas que diría!

Susana la mira mal.

MYRIAM: O sea, quiero decir… De usted también hablaba mucho. Porque, claro, lógico es su esposa. ¡O era! ¡No, es! ¡Es su esposa! Porque sigue siendo su esposa, aunque el ya… (Hace un gesto como que se fue para arriba)  Y él con las esposas, ¡uf! Con las esposas tenía una cosa que era todo el día hablando de las esposas…. O sea no de las esposas así en plural. Ni, ojo tampoco de las esposas de atar gente… (Le hace señas de esposas de cárcel) ¡No! ¡No!  O sea digo que hablaba mucho de usted. Porque, usted es la única esposa que él tenía…

Wándulo va rápidamente a buscar a Myriam.

WANDULO: Con permiso.

SUSANA: Sí.

Susana suspira y vuelve a sumirse en el arbolito. Wandulo se lleva a Myriam a un rincón.

WANDULO: ¡Myriam, por favor!

MYRIAM: (Confidencial a Wándulo) Ay, es que soy pésima para estas cosas. No paro de decir boludeces, es más fuerte que yo.

Se empieza a escuchar una música.

MYRIAM: ¿Qué es esa música?

Los dos buscan de dónde viene la música.

WANDULO: No sé, pero podrían bajarla un poco. Por respeto, ¿digo, no?

Ni bien termina de decirlo, la música baja. Se miran extrañados.

MYRIAM: Parece que te escucharon.

WANDULO: (Extrañado mira alrededor)  Bueno, mejor.

Cuando comienzan a cantar en la canción, Susana y Wandulo la reconocen. Ambos se ponen de pie y se acercan lentamente al cajón, se chocan, se miran. 

WANDULO: (Incómodo) Linda noche tocó, ¿no?

Susana lo mira mal. Wandulo vuelve a su silla. Susana vuelve al arbolito. Silencio incómodo. Myriam mira el cajón y suspira.

MYRIAM: Ay, Wandul, ¡qué loco lo que es la vida! Un día andás por ahí, vivito y coleando y de golpe pumbate, se te terminó todo.

Se pone de pie acercándose al cajón, se va envalentonando.

MYRIAM: Te vas para arriba o te vas para abajo. ¿Y después? ¿Eh? ¿A quién le vas a reclamar?  ¡¿Eh, a quién?!

Susana la mira mal.

MYRIAM: (Sonríe nerviosa) ¡Lo siento mucho!

Susana revolea los ojos y vuelve al arbolito. Myriam vuelve a su silla y nerviosa busca un cigarrillo de su cartera.

WANDULO: (Sordina) Myriam, ¿qué estás haciendo?

MYRIAM: Necesito un cigarrillo.

WANDULO: No, ¿estás loca? ¡No podés fumar acá! Es el segundo subsuelo, ¿qué nos querés, ahogar a todos?

MYRIAM: (Sordina) Ay, perdón, perdón. Es que estas situaciones… Nunca sé qué decir, ni cómo reaccionar. No tendría que haber venido.

WANDULO: No, está bien que hayas venido. Lo que importa es el gesto pero… ¡No hables más!

MYRIAM: Sí, no hablo más. No hablo más.

Silencio. Se miran. Susana sacó las lucecitas y está viendo dónde ponerlas. Myriam se contiene para no hablar, no puede. Intenta, se tapa la boca con la mano. Se ventila por el calor. Se contiene, no aguanta más.

MYRIAM: (Sordina) ¿Vos te vas a quedar mucho?

WANDULO: (Sordina) No sé. Sí… Un rato más.

MYRIAM: (Sordina) Ah… Porque a mí como que me están esperando.

WANDULO: (Sordina) Sí, bueno, a mí también.

MYRIAM: (Mirando alrededor, sordina) ¿Y vendrá alguien más?

WANDULO: (Sordina) mmm No creo…

MYRIAM: (Confidencial a Wándulo) Y no, es que también, ¡linda fecha!  (Suspira, mira al cajón y sin darse cuenta sube el tono) ¡En linda fecha, se te dio por espichar! Porque digo, a ver,  teniendo todo el año, los trescientos sesenta y cinco días… El tipo, no. Se te muere en noche buena y te caga la navidad (Se interrumpe al ver a Susana mirándola)

Susana la mira mal. Myriam sonríe, culpable, no sabe qué decir.

MYRIAM: Perdón, no, es que yo soy…

SUSANA: Desubicada.

MYRIAM: (Culpable) Ahí está. Desubicada, tal cual.

Myriam vuelve a su silla.  Susana vuelve al arbolito. Wandulo no lo puede creer. Susana busca ahora un enchufe para conectar las lucecitas. Myriam está ansiosa, trata de callarse, no puede. Se ventila por el calor. Resopla.

MYRIAM: Ay, por dios, ¡¡qué calor que hace acá!! ¿No prenden el aire?

WANDULO: Me parece que antes estuvo prendido pero ahora no sé… Se apagó.  En cuanto se den cuenta seguro lo vuelven a prender.

MYRIAM: ¡Ay, sí pero que lo prendan, por favor! ¡Que lo prendan! ¡Sino se va a empezar a levantar un vaho! (Abanicándose)

Susana la mira, no puede creer lo que acaba de decir.

MYRIAM: (Inventa para excusarse) No, por mí. Lo decía por mí. Por el calor. Sufro mucho y enseguida… Empiezo a largar olor. Pero lo digo por mí, no por él (Señala al cajón)

Wandulo trata de asentir todo lo que Myriam dice para tratar de zafar la situación.
SUSANA: Ya está. Se entendió.

Myriam avergonzada, vuelve a su asiento. Susana vuelve a las lucecitas.

MYRIAM: (Sordina a Wandulo) ¿Ves? Soy una máquina de decir pelotudeces. No puedo parar.

WANDULO: Hacé una cosa: No hablés más. Pero no hables de verdad.

Myriam asiente y se tapa la boca con la mano, para no abrirla.

SUSANA: Yo lo que no encuentro el enchufe…

WANDULO: ¿Usted dice para…? (Le hace gesto con la mano de rodear el arbolito con las luces)

SUSANA: Sí, claro…

La miran asienten y miran el arbolito.

WANDULO: Igual así le quedó, dado el contexto, muy lindo.

MYRIAM: ¡Precioso!

WANDULO: Bien trabajado…

MYRIAM: ¡Divino!

SUSANA: Sí… Igual, entre nosotros, por más que no le guste, no me va a poder venir a criticar.

MYRIAM: Y no.

Susana la mira. Myriam la mira, le sonríe. Wandulo sonríe incómodo. Susana deja sin enchufar las lucecitas y empieza a levantar las bolsas que quedaron por toda la sala y ordenar un poco.

MYRIAM: (Mira el celular, sordina) ¡Mirá la hora que es! Me muero de hambre. (Mira alrededor) ¿No traen nada para comer o para tomar? ¿Unos sanguchitos aunque sea?

WANDULO: Antes trajeron pero se ve que a esta hora cortan porque no vinieron más.

MYRIAM: ¡Pero que traigan algo, por favor, que traigan algo!  ¡Con este calor, segundo subsuelo! ¿Qué quieren, que terminemos todos muertos por deshidratación?

Susana la mira indignada. Ella no se percata y sigue envalentonada.

MYRIAM: Y claro, porque esto es una mafia, como estos lucran con la muerte, quieren que estemos acá encerrados, que reventemos como sapos y a la salida, ¿sabés lo que hacen? ¿Sabés lo que hacen? ¡¡¡Te reparten tarjetas!!!

Wandulo la empieza a empujar hacia la salida.

WANDULO: Ehhhh Myriam… ¡¿Por qué no vas a ver si conseguís algo?! Para comer, para tomar. ¡Lo que consigas! Pero andá.

MYRIAM: Sí. Voy a hacer eso. Voy a... ¿Susana quiere algo?

SUSANA: No.

Myriam sale empujada por Wandulo. Silencio. Wandulo se vuelve a mirar hacia Susana. Susana lo mira, él le sonríe.

WANDULO: ¿Qué va a hacer? (Con cariño) Es loca pero en el fondo tiene buen corazón.

SUSANA: Sí, que está loca en seguida me di cuenta.

Wándulo sonríe incómodo. Silencio.

SUSANA: ¿Y hace cuánto que trabaja en la empresa?

Susana le da a Wandulo una punta de las lucecitas y entre ambos intentan desenredarlas.

WANDULO: ¿Quién?

SUSANA: ¡Myriam!

WANDULO: Ah…  Y ya deben ser como ocho años. Sí, ocho años, porque entró tres meses después que yo.

SUSANA: No entiendo cómo duró tanto tiempo. No me hago la idea de para qué puede servir.
 
WANDULO: ¿Quién?

SUSANA: Myriam.

WANDULO: Ah no, pero para su tarea sirve. Sí, para su tarea, es mandada a hacer. Siempre comentábamos eso con Roberto. Él siempre me decía, ¡qué buena es Myriam para su tarea! ¡Qué bien que lo hace!

Susana no puede creer lo que le está diciendo. Lo mira intrigada.

SUSANA: (Harta) ¡¿Cuál es su tarea?!

WANDULO: Reclamo a deudores. Imagínese, con esa voz taladrante que tiene, ella llama, llama y les termina por cobrar.

SUSANA: Ah…

Silencio. Siguen con las lucecitas.

SUSANA: ¿Y se casó?

WANDULO: ¿Quién?

SUSANA: ¡Myriam!

Susana lo mira ya harta de que le esté preguntando.

WANDULO: No.

SUSANA: ¿Tiene novio, algo?

WANDULO: (Se acerca, íntimo) Para mí tiene un amante, un hombre casado…

Susana mira el cajón.

SUSANA: ¿Le puedo confesar algo?

WANDULO: ¿A Myriam?

SUSANA: No, a usted, Wandulo, ¡a usted! (Se acerca, íntima) Me da mala espina.

WANDULO: ¿Myriam…?

SUSANA: (Harta) ¡¡Sí!!

Susana deja de desenredar las lucecitas y queda solo Wandulo haciéndolo.

WANDULO: No, no, pero es buena gente. Lo que tiene es que ella en un primer momento cae mal. ¿Vio con esa forma de ser que tiene? Pero no, es buena gente. Bueno, de hecho en la oficina cuando entra gente nueva siempre hay que avisarles, mirá Myriam quizás te caiga mal pero… (Lo interrumpe)

SUSANA: Ojalá  sea eso entonces.

WANDULO: Sí, es eso, seguramente es eso.

Susana se acerca al cajón.

SUSANA: ¿Sabe Wándulo? Tengo como una sensación… Así como si todo esto fuese un sueño y… Y que me voy a despertar y Roberto no va a estar ahí.  Va a estar acá, al lado mío, conmigo, acá.

WANDULO: Es que fue todo tan de golpe.

SUSANA: Va a ser difícil… Muy difícil.

WANDULO: (Desenroscado entre las lucecitas) Dígamelo a mí.

SUSANA: Y sí Wandulo, a usted se lo estoy diciendo.

Susana se da vuelta para mirarlo y ve a Wándulo enroscado en las lucecitas.

SUSANA: ¿Qué está haciendo, Wandulo?

Susana va a desenroscarlo y justo en ese momento, entra Myriam totalmente alterada.

MYRIAM: ¡Ah, no te la puedo creer!

WANDULO: ¿Qué pasó?

MYRIAM: ¡Los voy a matar!

SUSANA: ¿Qué pasó?

MYRIAM: ¡Mirá que hay que ser imbécil, eh!  

SUSANA: Pero, ¡¡¿qué pasó?!!

Myriam toma aire.

MYRIAM: ¡Nos dejaron encerrados!

SUSANA: Pero, no, ¿cómo van a cerrar?

MYRIAM: ¡Nos dejaron encerrados!

SUSANA/WANDULO: ¡No!

MYRIAM: Salgo y veo las luces del fondo apagadas, me resulto raro entonces me mandé al mostrador. En la recepción: ¡Todo apagado! Luces, computadora, puerta con llave… ¡Apagaron hasta el cartel de neón!

SUSANA: ¡No! Pero no puede ser.

MYRIAM: Ah, ¿quiere ir a ver? ¡Vaya! No sabe lo espantoso que es pasar por todas las salas, sabiendo que están todos… ¡¡Todos los fiambres ahí!!

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